EL CAFÉ DE LA MAÑANA





El café de la mañana es un libro de crónicas, de  historias que llevamos en los bolsillos y que tocamos con las manos con el respeto que se merecen para recordarlas siempre que nos sintamos solos.  

La vida cada día nos trae aromas nuevos y la niebla nos trae la actualidad. Estampas de la realidad, detalles, que vienen escondidos entre la trama diaria, al desayunar o cuando leemos el periódico, en tanto que la mañana interpreta un minué acompañada de la lluvia mientras la alegría resbala por los cristales.

Son palabras sueltas que nos hablan de este teatro que es la vida, a veces tan dulce y neoclásica, y otras definida por un rabioso presente que nos desafía cada mañana. Y así hasta que llega la calma, la tira del miércoles, una mirada, y el viento que se aproxima y trae aromas nuevos que envuelven nuestra silueta solitaria, evitando que el día a día se nos derrita entre las manos.

Ya en casa, la verdad se desnuda delante de nosotros para que le pongamos una tirita. Y quizás  tengamos que ponerle otra al alma. No sabemos estar solos.  A veces, nuestra realidad cabe en un pequeño paquete. Y la vida en un soplo. Pero, aun así, siempre hay un latido de esperanza. Entonces comprendemos que la vida es un río lleno de sentimientos que nunca dejará de fluir.  Y volvemos a empezar.  Y, de paso, dibujamos unos sueños, que no está mal del todo ponerse soñar un rato.

El café de la mañana son todas esas imágenes cotidianas que nunca vemos.






 

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