ANG LEE: un director enamorado de lo imprevisible

 

ANG LEE: un director enamorado de lo imprevisible.


Ang Lee



A mi hermana, Carmen



Cada película de Ang Lee es un universo propio, único. Su sello está presente en todas y cada una de sus películas. Es uno de esos cineastas que se han ganado con creces la etiqueta de clásicos contemporáneos. Es un director inquieto, incapaz de repetir dos veces el mismo salto al vacío, y cuyos trabajos tienen una forma impecable.

And Lee nació  en Pingtung, Taiwan, en el año 1954. Un cineasta galardonado con el Oscar de la Academia de Hollywood al mejor director con su polémico filme Brokeback Mountain (En terreno vedado) y realizador de películas tan notables como Comer, beber, amar (1994), Sentido y sensibilidad (1995) o Tigre y dragón (2000). Se crio en el seno de una familia reprimida por la política social de Mao Zadong, cuyo régimen expropió sus tierras y puso en peligro su vida. Durante su infancia era muy aficionado a la lectura de cómics chinos, taiwaneses y japoneses ( los comics americanos los leía a escondidas). La familia emigró a EE.UU en 1978. Tras graduarse en la Universidad de Bellas Artes de Taiwan, una vez en América se especializó en dirección de teatro en la Facultad de Illinois, estudios que después amplió con un máster en producción de cine en la Universidad de Nueva York. Curiosamente, por aquellos años, fue asistente de dirección de Spike Lee en Haz lo que debas (1989). Debutó en 1992 con Pushing Hands, un filme que pasó desapercibido en Estados unidos, a pesar de la buena crítica que había tenido en Berlín. Fue entonces cuando se decidió o se planteó hacer una trilogía familiar, que comenzó en 1993 con El banquete de bodas, continuó con Comer, beber, amar  (1994), que, a pesar de no ganar el Oscar,  que fue a manos de Quemado por el sol, de Nikita Mijalkov, como mejor película de habla no inglesa, le abrió la puerta de Cannes y en la Quincena de Realizadores consiguió el National Board Review. Una trilogía, como decíamos, que finalizó con Sentido y sensibilidad (1995), sobre la novela homónima de Jane Austen, que contó con Emma Thompson, Kate Winslet y Hugh Grant, una película muy cercana al estilismo de James Ivory. Ya en 1997, rodó La tormenta de hielo, una ácida crítica de la sociedad norteamericana donde el director comenzó a demostrar su maestría y su manera camaleónica de crear.



Ang Lee. Sentido y sensibilidad


Antes de seguir, quiero recordar que estamos hablando de un director que ha sido ganador de 2 Oscar, 4 BAFTAS, 2 Osos de Oro, 2 Leones de Oro y que, cuando contaba 69 años, recibió el Praemium Imperiale en la categoría de teatro y cine a la obra de toda una vida, en su 35ª edición, otorgado por la familia imperial japonesa y que se considera el Premio Nobel de la cultural de la actualidad.

Pero quizás de todas sus piruetas, la más inesperada fue la de Hulk en 2003, protagonizada por Eric Bana y, una vez terminada, And Lee, tenía 49 años y pensó que no podría soportar hacer otra película y contempló la idea de retirarse. Entonces, fue su padre el que le animó y le dijo: ―”Haz otra película. Sólo tienes 49 años. Es un mal ejemplo para tu hijo”. Dos semanas después, su padre falleció.  Y en 2005 llegó Brokeback Mountain, que debemos recordar que no fue el primer western que rodaba Ang Lee, ya que, en 1999, había realizado Cabalga con el diablo, un filme que no tuvo demasiada repercusión y que se convirtió en uno de los trabajos malditos del director con un estrepitoso fracaso comercial, del cual se resarció rodando en el año 2000 Trigre y dragón, con unas secuencias de artes marciales muy difíciles de rodar, algunas de las cuales le llevaban dos semanas a 16 y 20 horas diarias, y quizás sea la película más difícil que ha hecho a nivel técnico. Pero Brokebach Mountain le devolvió el amor por el cine y por la vida. Y él cree que sigue haciendo cine por esa película. Una película perfecta, aunque sea triste. Una película que habla del amor, una historia enriquecedora en la que todos están enamorados y los actores están estupendos. Fue una película que se iba haciendo sola. Fue como una aparición… Un retrato sensible, honesto y emotivo alrededor de dos cowboys. Ya en 1977 el realizador se había planteado adaptar el relato de Annie Prooulx en el que se basa el filme, pero un acontecimiento ilustrativo del conservadurismo de la sociedad norteamericana lo echó para atrás. Más tarde, con la película ya terminada, esa ola retrógrada apareció en las críticas a la obra. Se trataba del programa de NBC The Today Show, en el que, el comentarista de espectáculos, Gene Shalit, calificara al personaje que interpreta Jake Gyllenhaal de “violador”. Incluso la no menos conservadora Fox News lanzó toda una batería de presentadores en contra del trabajo de Lee, sorprendiéndose de que las asociaciones de críticos considerasen la película como la mejor película del año por encima de Narnia. La historia transcurre en el Wyoming de los años 60, en la que el peón del rancho, Ennis Del Mar (Heart Ledger), inicia un romance secreto con su compañero pastor Jack Twist (Jane Gyllenhaal) en un trabajo de verano cuidando ovejas, antes  de que Ennis se retire a casa para formar una familia con su prometida (Michelle Williams). Y es en esas tierras estadounidenses donde el director encuentra una representación visual de la vida interior de su protagonista, con tormentas siempre acechando en el horizonte y espacios abiertos que sugieren una libertad tentadora como también una inmensa soledad. Una obra que conmueve y por donde se pasea ese humanismo `propio de toda la obra de Ang Lee.




En 2007, adaptó una historia de espionaje ambientada en el Shanghai de la Segunda Guerra Mundial: Lust, Caution, una historia de espionaje y amor durante la ocupación japonesa en el Shangai de la Segunda Guerra Mundial, en la que una joven actriz tiene que hacerse pasar por una importante mujer casada,  trabar amistad con la esposa de un colaboracionista de los japoneses, a quien sus enemigos quieren eliminar.  Un film que  se centra más en el personaje interpretado por el  excelente Tony Leung, uno de los mejores actores vivos. Todo lo que vemos sobre este personaje es a través de los ojos de la protagonista. Cuando la conoce, And Lee se juega todas las cartas en unas cuantas secuencias de sexo llenas de deseo, peligro y violencia, unas secuencias atrevidas que chocan con esa manera clásica de narrar del taiwanés.  


La tormenta de hielo


Ang Lee, como dice Enrique Pérez Romero, “es autor de una filmografía muy singular, profunda y heterogénea. Sus doce largometrajes y su cortometraje publicitario poseen una coherencia interna abrumadora y una capacidad de innovación extraordinaria”. Buena parte de la temática de su poética conecta muy directamente con algunas de las preocupaciones principales de nuestra época. Estamos ante un cineasta imprescindible. Volviendo al análisis que hace Pérez Romero, podremos decir que el tema principal del cine de Lee es la identidad. Su primer largometraje, Tui shou (Taiwan, 1992) —cuyo título internacional fue Pushing Hands, literalmente “manos que empujan”— comienza con las imágenes de un hombre mayor que es profesor de Tai Chi, que enviudó hace poco, y que llegó desde China hasta Estados Unidos para convivir con su hijo y con su nuera. Y sobre todo sabemos que  Mr. Chu (Sihung Lung) —actor emblemático de la obra de Lee,— no está dispuesto a renunciar a su identidad oriental: la idea de identidad relacionada con la idea de resistencia.  Y esta idea de identidad aparece con fuerza en todo su cine posterior, en mayor o menor medida: en El banquete de boda (Xi yan; Taiwan-EE.UU., 1993) y en la magnífica Brokeback Mountain (EE.UU.-Canadá, 2005), quizá su mejor película. De hecho, es un tema que se relaciona directamente con otro de los temas cruciales en el cine del taiwanés, el conflicto generacional, y que forma parte del núcleo dramático, por ejemplo,  de Comer, beber, amar (Yin shi nan un; Taiwan-EE.UU., 1994), Cabalga con el diablo (Ride with the Devil; EE.UU., 1999) y Destino: Woodstock, así como en La vida de Pi (Life of Pi; EE.UU., 2012).  Capítulo aparte merecería la cuestión de la identidad en la excelente e infravalorada Hulk (EE.UU., 2003).


Brocker Mountain


Asociado también al tema de la identidad tendríamos el choque cultural y la forma de tratarlo que tiene Ang Lee, con esa coherencia formal que posee, la mezcla de tonos orientales y occidentales en el  conflicto dramático, el respecto a la cultura estadounidense y el problema de integración de los inmigrantes en la América de la época, además de que, por supuesto, el enfrentamiento Norte/Sur o el intento de salvar al protagonista de las garras de la mafia oriental, pone de manifiesto el conflicto de identidades. Como podemos ver, la totalidad de la filmografía de Lee está llena de referencias interculturales que refuerzan la gran relevancia del tema de la identidad, un tema tan crucial que llega a influir en otros aspectos,  como la  singularización de los personajes, un elemento cinematográfico de primer orden en su obra, y que se concreta en un cuidadísimo casting.  Pongamos por caso La tormenta de hielo (Kevin Kline/Ben Hood y Sigourney Weaver/JaneyCarver) o de Brokeback Mountain (Heath Ledger/Ennis del Mar y Jake Gyllenhall/Jack Twist), esa química como una de las claves del funcionamiento de la ficción. El otro aspecto sería la importancia que le otorga Ang Lee a esos personajes en lo que se refiere a la puesta en escena: la composición del plano, donde el cineasta es un maestro, tan fundamental en su poética, basada en una idea coreográfica de los personajes, que parecen ejecutar permanentemente una danza de acercamiento/alejamiento en función de las necesidades emocionales del guion. Un concepto que se aplica literalmente en Tigre y dragón, pero se puede rastrear  en todo su cine.


Banquete de bodas 


Otro de los elementos que configuran el cine de Ang Lee es la constitución de sus relatos como “historias de vida”, hacia dentro y hacia fuera, llegan al interior de los personajes, como sucede en Sentido y sensibilidad.  Otro de los conceptos sería el de la autenticidad,  relacionado con la espiritualidad, y la fuerza y la magia para conseguir ambas cosas en la vida. Hay temas que se repiten invariablemente en su cine. Pensemos en el de la familia, la figura del padre,  fundamental en El banquete de boda o en Sentido y sensibilidad. Y en cuanto al de la espiritualidad de los personajes, algo que les otorga equilibrio, la creencias más allá de lo material. Y cómo nos describe la cotidianidad, algo que también forma parte de su cine, un cine de sentimientos, de emociones, por donde también aparece el deseo, el sexo…, que adquiere una relevancia propia de su entidad, como en Deseo, peligro,  el filme más violento y más erótico de Lee, cuyas películas casi siempre tienden hacia un final dramático suavizado por algún tipo de esperanza. Estamos ante un autor imprescindible y brillante,  cuya obra goza de unas intensidades dramáticas que acercan a ese cine al cine clásico y con una profundidad que ya casi no se ve en el cine contemporáneo.




            Y después de todos estos  años sin hacer una película, cabría preguntarnos: dónde está Ang Lee? Quizás esté lidiando con su propio Hulk interior o con algún proyecto entre manos, pero lo cierto es que para que el director se ponga en marcha, antes debe de recuperar el sentido del asombro y volver a soñar con dagas voladoras o con dragones porque a él le gusta estar comprometido con el cine que explora a la humanidad, y echa de menos aquellos cines que eran nuestros templos y donde éramos transportados a otros mundos. El cine era nuestra droga y nuestra curación. Ahora el desafío es enorme y hay que competir con Tik Tok, con las grandes producciones de series en streaming, las demandas del público que quiere más acción, más frivolidades, lugares distópicos… Pero seguramente que todo no está tan perdido y Ang Lee anda buscando otro dragón oculto en el horizonte cinematográfico como creen algunas voces de la industria, que aseguran que anda metido en un biopic sobre el maestro de las artes marciales, Bruce Lee, a cuyo mito le podría dar vida su hijo Mason, como actor. La última escritura vendrá de la mano de Dan Futterman. La productora del proyecto es la hija del director, Shannon. Al parecer, al cineasta le apasiona el proyecto, ya que, como afirma Elizabeth Gabler, productora ejecutiva de Sony´s 3000 Pictures, “todos estamos orgullosos de ayudar a Ang y a su equipo a crear lo que creemos que será un evento extraordinario”. “Bruce Lee es un puente entre Oriente y Occidente que introdujo el kung fu chino en el mundo, un científico del combate y un artista icónico que revolucionó las artes marciales”, así lo ha declarado el realizador taiwanés. “Una historia profundamente emocional que representa los triunfos y conflictos de uno de los héroes de acción de la vida real más importantes de nuestro tiempo”, ha asegurado Gabler . A  continuación, Ang Lee ha respondido: ―”Me siento obligado a contar la historia de este ser humano brillante y único que  poseía un tremendo poder, y que, a través de un trabajo duro, incansable, hizo realidad los sueños imposibles”.






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2 Comentarios

  1. Hace mucho tiempo que vi, " Comer, beber, amar" y me encantó. Después han venido otras películas de Ang Lee que, hacían pensar que era un hombre al que no había que perderle la pista. Hasta considerarlo hoy un gran director. Gracias por el artículo!

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  2. ¡Buenísimo !
    Gran director… me encantan sus películas. Ayer vi “Sentido y sensibilidad “, recomendada por ti y me encanto
    ¡Gracias por tanto !

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